Trapos sucios, 

Ropa limpia

Lavanderas, el trabajo en que la noche paría al día.

Nunca antes, a lo largo de la historia, ha habido, ni posiblemente habrá, una época de cambios tan extraordinarios para las mujeres, como el siglo veinte.


Desde la perspectiva de estos primeros lustros del siglo veintiuno, cualquier balance que nos propongamos hacer sobre la evolución del papel social de la mujer en los últimos años -sean estos veinticinco, cincuenta o cien- tiene que empezar reconociendo que el cambio ha sido espectacular, un cambio mayor cuanto más largo sea el período de tiempo que se analice, hasta el punto de que se ha dicho que la revolución de la mujer ha constituido uno de los fenómenos más importantes del siglo veinte. Lo que ha ocurrido en nuestras islas en las últimas décadas, que además han coincidido con el tránsito a la democracia, no hace más que corroborar dicho proceso de cambio, agudizado por la circunstancia de que el retraso que padecíamos era mayor que el de los países de nuestro entorno.


"Trapos sucios, ropa limpia", obra de Cirilo Leal, dentro del Proyecto de rescate patrimonial de Los Lavaderos, es un merecido homenaje a las lavanderas, a su esfuerzo y a su sacrificio personal. Lavar la ropa en barrancos y tajeas, en lavaderos y charcos, de sol a sol, ejerció en la economía familiar y local el orden y la esperanza en una época de dificultades. A través del teatro hacemos un reconocimiento a su labor, arrojando nuevas luces a su memoria.


La escenificación de un día de trabajo entre agua, ropa, jabón y añil, rememorará la estampa de una época de necesidades, de duro trabajo pero cargada de valores y del carácter esperanzado de mujeres que trasformaban la suciedad en poesía de la ropa limpia al sol.