La Mina Textual

Entrevista al periódico Diario de Avisos, 10 de mayo de 2020

¿Cuáles son para usted los principales porqués y "utilidades" del Teatro?

Pecaré de candidez, pero estoy convencido que el teatro es el maravilloso espacio donde se producen encuentros, hallazgos que permiten practicar quienes somos. Es el delicado, atroz, singular, inspirador, reflexivo, e imaginario espejo. La utilidad y el porqué van en el uso que el espectador haga de él.

Usted es director, actor, dramaturgo, narrador... ¿compartiría alguna de sus reflexiones entre candilejas sobre el hecho cultural aquí y ahora?

Desde siempre asumí que el teatro era una profesión de trinchera en la que el vértigo y la incertidumbre eran constantes. Aún así, sueño en que otra realidad es posible y que esa sensación de eterno presente trasmute como el gusano. Aspiro, como muchos, a que la hondura de las malas improntas quiebren, rescatando sus aciertos y renovando ideas.

¿En qué medida la presencia constante de la tragedia en la historia de Canarias late en su fascinación por el Arte del Teatro?

Voy a ser muy sincero, primero encontré la tragedia en la literatura clásica. Es muy fácil de conseguir. Y de ahí partí en dirección a nuestra historia. Esto me supuso preguntarme el porqué de este orden o de esta ausencia. No quiero pensar que fue por demérito identitario, sino más bien, por desconocimiento aprendido. La tragedia es recurso indispensable para entender también la historia del teatro, así fue que me propuse profundizar en la nuestra, en aquellos actos acontecidos con dureza, ya que también emanaban dolor e injusticia. Este encuentro con nuestro origen me ofreció algo más que un despertar de la curiosidad, me ofreció la reconexión con lo íntimo y eso me permitió examinarme y desenmascararme. Un privilegio apto para valientes.

Háblenos de su experiencia en la fusión de proyectos sociales y didácticos en su trayectoria artística.

Me gusta emparejarlos bajo el título de pedagogía y escena. Es una pareja feliz en la que la fecundidad y la conquista son dos máximas que me permiten, a través del teatro, dar forma a conceptos, sensibilizar y evidenciar la importancia de las cosas. Hábitos saludables, prevención de conductas antisociales, patrimonio arquitectónico, patrimonio cultural y religioso o formación de lectores dan soporte a cada unos de ellos. A partir de estas matrices, he creado e implementado proyectos y programas educativos dirigidos a niños y a jóvenes desde 2007. "Cirilo y el Jardín extraordinario" "La Caja Oblonga" "La Ruleta fantástica" "Una semana de Misterio" "El Baúl Volador" o "El teatro de la vida" son algunos de estos proyectos que se realizaron durante años con programación continua.

Descríbanos los momentos más hermosos que ha vivido a lo largo de su carrera.

Todos, a su manera, aportan siempre maravilla. Me sigue sorprendiendo la asombrosa autonomía que toma el proceso, tanto el de creación como el de su puesta en escena. Pero, si bien es cierto, siempre recordaré uno especialmente, Cuento en Azul. Fui creando la obra a la par que la dirigía y unos días antes del estreno hicimos un ensayo maratoniano de catorce horas. De seis de la tarde a ocho de la mañana. Recuerdo que después de doce horas de continuas repeticiones, la exactitud que lograron los actores fue tan hermosa, que pensé que aquello debía ser lo más parecido a dios. Por fin había notado los efectos de teatro.

¿Cómo vive un hombre de teatro el confinamiento y la incertidumbre sobrevenida con la pandemia?

No hay nada parecido a lo que está ocurriendo por mucho que nos hayamos acostumbrado a profesar, en el funambulismo, nuestra forma de vida. Desde luego que no, pero de este tiempo aprovecho la oferta del encierro para trabajar en y desde la intimidad y afilar el hacha para estar preparado. Añadir más tensión es morir antes de llegar a la orilla.

¿Sigue encontrándole esperanza a este oficio?

Desde luego. En la antigua Grecia, la muerte era la sentencia a casi todos los delitos, la esperanza de escapar, de conservar la vida por pequeño que fuese el agravio era imposible. Con esto quiero decir, que el teatro, por ahora, no es delito y no hay nada mejor que nutra al teatro que la esperanza de la vida.

¿Qué proyectos tiene para cuando vuelva la llamada "nueva normalidad"?

Pues seguir actuando en la obra Dignidad, escrita por Ignasi Vidal y dirigida por Cuco Afonso. Estoy de lleno en la grabación de cuentos para Chiapas, y retomaré la dirección del último espectáculo musical del grupo folklórico Los Majuelos.

Se dice que de la mala gestión de algún miembro del anterior gobierno municipal de Coalición Canaria en La Laguna, usted podría escribir su particular tragedia ¿puede explicarlo?

Digamos que el propio teatro no siempre tiene un origen bondadoso, pues su propia naturaleza se nutre del conflicto. Reconocerlo me libera y hace que el agotamiento vital me pase menos "facturas". Aún así, la esperanza de solucionarlo con los "nuevos" no llega y me confirma que todo sigue igual. Quizá porque están en otra cosa. Agota cantar "Resistiré".

El Teatro ha tenido históricamente gran arraigo en Canarias ¿cómo observa su evolución en las últimas décadas?

Basta con leer y escuchar a grandes del teatro canario para tomar referencias y perspectivas. Las diferencias son obvias, desde el teatro de la primera mitad del siglo hasta el teatro último, los movimientos intelectuales y sus motivaciones generacionales y sociales han ido definiendo un estilo de época. Observo que en la generación de Cirilo Leal, de Sabas Martín, de Antonio Cifo por nombrar una parte del inmenso plantel de actores y dramaturgos, la motivación estaba sujeta a las circunstancias políticas. Una imperante necesidad de comunicar, de combatir desde la realidad oculta. Había una marcada influencia de métodos con raíz social y antropológica. Nuestro teatro actual, se ha diversificado en temas, en motivaciones, en sentido y en formas de trabajo. Existe un notable mercado que propone también un estilo diferente. La fiebre por expresar es parecida, pero el origen de su "enfermedad" es diferente.

¿Qué hechos y personas le influyeron para que dedicase su vida al teatro?

La exactitud de coincidir con determinadas personas con el don de la narración, Venezuela, el país de mi infancia, las películas en blanco y negro con doblaje latino, una gran dosis de óperas subtituladas, el teatro televisado y el día inolvidable día en que vi actuar a Peter O´Toole.

¿Cuál cree que es el momento de la cultura en Canarias, España y el mundo?

De alguna manera intuyo que cada vez que se nos hace esta pregunta el entrevistador/a espera la misma respuesta; ¡FATAL! Pero me gustaría ser cribar para no pecar de continuista. Así que definamos cultura y entonces analicemos sus elementos y sus estados concretos, analicemos sus carencias, sus debilidades, cuáles son visibles y porqué, cuáles son apreciadas y cuáles necesarias y por qué. A partir de ahí, seguro que la valoración se beneficiaría de luz y yo me prevengo de echar acidez y sombrear incluso su latencia.

¿Qué grupos de teatro canario le parecen los más relevantes?

El concepto de grupo de teatro creo que ya no se define como antes. En la actualidad la gran mayoría de los actores circulan por las diferentes compañías o bien son los directores los que transitan por ellas así que la valoración al uso depende de otras claves. De emitir una opinión, sin duda elijo hacerla del montaje y de sus aciertos. Que por cierto, son muchos y muy buenos.

¿Conoció a grupos como Tibicena, TIC Teatro Independiente Canario o la experiencia de El Cambullón de Cirilo Leal...? ¿Qué opinión le merecen estas experiencias?

Si, pero no desde la presencia física, la orquestada desde el testimonio de aquellos que la construyeron. Es indudable mi cercanía e implicación al trabajo de Cirilo Leal y a su visión del teatro. Aunque el Teatro del Cambullón me pilló fuera de época, años más tarde si tuve la suerte de comenzar a trabajar en sus nuevos proyectos. Una dinámica o método con la garantía de un profundo aprendizaje. Me declaro un alumno que sigue la impronta de lo extraordinariamente vivo.

¿Se trabaja lo suficiente el Teatro en la Escuela?

¿Qué es el teatro en el aula? ¿Representar obras, musicales o poemas escenificados? Entonces podría decir que eso se hace y mucho. Cada fiesta clave es la puerta para mostrar que aquello es importante. Me parece que la intención queda clara, pero esta intención define sólo la parte última del teatro. Hay mucho más. Desconozco la cantidad de maestros/as, profesores/as, que consideran el teatro como herramienta y cuántos de ellos la utilizan en profundidad. En este caso sabrían con certeza de su poder y de cómo este vehicula y potencia el aprendizaje global.

Prólogo del libro"Teatro memoria II" de Cirilo Leal. 

AÑOS DE CAMINO

"Te cuidaré y te disfrutaré para siempre" me dijo ella, sintiendo que por fin había encontrado amor del bueno. El hecho de lo que ocurre, está inobjetablemente unido a reconocerle su valor porque si no, uno viviría en la absoluta incontinencia de existir. El reconocimiento para situarnos, para definirnos, es el compromiso de vivir y de convivir y eso una forma de transcender. Reconocer para, como en el teatro, liberar al oprimido y al opresor. Es por esto que me quiero definir en este prólogo subordinado al encuentro con el teatro de Cirilo Leal desde el reconocimiento y permitirme evidenciarme con amor del bueno. Es la oportunidad perfecta para empezar a hacer líneas descriptivas con razones porque compartir con él tantos años caminando rumbo a la escena, me ha permitido hacer del camino un hogar. El teatro de Cirilo da voz a los otros, a los vencidos. En la identidad de su conciencia hablan los rotos, los olvidados, los muertos en vida, los que demandan ser escuchados y en él encuentran la única forma de liberarse, de recibir el homenaje de ser visibles. Reconocerlos es la hermosa posibilidad de entenderlos. Es lo que produce la física del reconocimiento, los resortes secretos de la conciencia se articulan sin remedio. Al fin y al cabo, en su teatro espejo, nosotros, los que nos reflejamos desde las butacas, como los de la escena, también estamos algo rotos, vencidos y buscamos también ser reconocidos.

No pretende erigirse como un salvador social, porque no existe en él la tentadora idea de evangelizar con propaganda ya que sus motivaciones son totalmente racionales. Por eso, su teatro no es mínimo ni reductor.

Sus recursos expresivos, el drama y el humor, atienden al juego de contrapesos sin caer en contradicciones ni de texto ni ideológicas. Huye de la normalización del gusto, del discurso oficial y esto lo sume continuamente en la realidad, hallazgo que le adjudica a su forma de contar pura autenticidad. El valor de alejarse del dirigismo cultural transmite, como la impronta, la necesidad de seguirlo. Quizá sea por esto, que una legión actores se hayan subido de su mano a los escenarios para representar sus textos. No voy extender la lista de tanto talento pero si concluir que todos lo de ese elenco tenía algo en común; el olfato para distinguir que aquello era algo, único, auténtico. Era lógico que eso pasara , es la consecuencia que tiene descubrir a un hombre de raíz que apostaba reclamando el origen, atravesando las brumas de las apariencias, sin venderse, y como un constante de Calderón, seguía rumbo al alma. Por aquel entonces, entendí que el entusiasmo que yo profesaba por el contexto teatral internacional donde la dramaturgia del Escambray, del legado de Erwin Piscator y Bertold Brecht, del teatro de Augusto Boal o del teatro antropológico de Eugenio Barba, no eran definitivos, sino que la vida me había puesto a las puertas de un laboratorio escénico de valor histórico. La consecuencia de bregar junto a un maestro no solo aporta sabiduría, sino que irremediablemente nos ayuda a ser mejores. El reconocimiento a su trabajo me lleva habitando dos décadas, años conectado a este creador singular, en cuya pedagogía, en su fuerza, en su generosidad, y en su constancia, le sigo encontrando sentido y esperanza a este oficio.

Gracias Cirilo.

Óscar Bacallado de la Cruz

30 de agosto de 2019.